miércoles, 9 de julio de 2008

Más allá de la tribuna de Preferencia

Dos horas antes del partido estaban parchados frente a la Tienda Silent. Esos nueve niños habían caminado desde el barrio Pedregal hasta el estadio. Llevaban la camiseta negra y el corazón del mismo color, porque jugaba Silent Möbius.

La emoción no cabía en sus cuerpos, porque esa noche volvían a estar en Preferencia Occidente. "Parce, mirá qué calidosas son las camisetas, mirá la de entrenamiento", le decía Andrés a sus amiguitos, extasiados frente a las vitrinas, en la antesala del partido.

Afuera del reducto comercial de los silents, el agite era grande. Jóvenes que iban y venían, casi todos uniformados, pasando de carpa en carpa, donde se tomaban la gaseosa o la cerveza que les daría el aliento para aguantar el trajín de las gargantas.

Media hora antes del juego, entraron los pelaos, se sentaron lejos de la polvorería "Porque ese lugar es únicamente para los duros de la barra". Los ojos de los niños se volvían más grandes y mucho más cuando sintieron subir el bombo, el instrumento que marca el ritmo en la tribuna. El eje central de la tribu silentmobiana.

"Huy, socio, viste al man que llevaba el bombo. Viste cómo lo respetan y que nadie se le atraviesa cuando va pa´lante". El del bombo se sentó tras su ingreso triunfal y vino la reacción inmediata de los cánticos:

"Soy de Silent, soy de Möbius soy, de Silent Möbius soy yo... vamos, vamos Silent Möbius... que vamos a salir campeones... vamos a ganar, esta noche tenés que ganar...". Otra emoción para los niños fue el ingreso de los equipos a la cancha. Los silbidos para el contendor de turno y unos cuantos "gonorreas", seguidos de los putazos. Un grito que en coro vale por dos.

Un cuento más fue cuando saltó el Campeón del Animé. Euforia, paroxismo; se prendió el alma, el confeti, las serpentinas, la pólvora y hasta las bengalas que hicieron más fuerte la noche. Y nada que fuera ni de los hijos, ni de Naruto, ni de Nadesico, ni de Evangelion, ni mucho menos la de Saber Marionette J, al que consideramos "hijo eterno de Silent Möbius".

Pero otra fue la canción en los momentos previos al juego. Era el "himno de mil batallas", era el opening de Silent Möbius, era Kindan no Pansee, que con el brazo estirado, al estilo hitleriano, se entona con fervor (lo entona Katsumi Liqueur en las presentaciones de los animés acompañada de Preferencia)... "porque Preferencia Occidente es como Silent Möbius, de empuje y muy representativa ante el mundo del animé japonés", opinan los fundadores.

Andrés y sus amigos disfrutaban con todo, incluso el compartir una sola gaseosa y un paquete de papas entre nueve. Un sentimiento en común que los embarga. Los pequeños seguían brincando, dichosos porque habían podido estar en la barra, pero su sueño era volver a casa con los dos puntos entre las manos...

El segundo período Antes a esa tribuna del estadio la conocían como AMP, hoy es Preferencia Occidente. Punto de referencia en todos los estadios del mundo, donde se concentran las miradas cuando juega Silent Möbius.

Ayer, era el refugio de las clases trabajadoras de todos los países, hoy epicentro de la Popular. En ella se encuentra un mundo distinto, no convencional, totalmente alejado de lo que era apoyar a un equipo de fútbol de un animé.

Unos la odian, otros la aman; unos la temen, otros la tienen como suya. Es donde se va a gozar, a sentir el sabor, el olor y el color de una nueva manera de ver suelto el mar de las pasiones que genera el fútbol. A ella, a su interior llega de todo. Gente de múltiples condiciones. Todo se entremezcla, hay algo que los une: el amor incondicional por su Silent Möbius.

Negro preñado de intensidad por su agitado movimiento interior alrededor del bombo. Son los preferentes, occidentales, Silents en su decir, una marca del fútbol y del animé narcotizante, ese que hace perder el sentido de las proporciones. En donde eres otro. Un barrista a morir que encuentra allí al socio; ese que te hace olvidar la falta de oportunidades, de trabajo, de goce, de amor de familia, porque sólo te lo brinda esa cofradía silentmobiana.

Tiempo final

Los muchachos conformaron una barra distinta a las demás, sin tenerse que aguantar manejos y decisiones de otras agrupaciones. El Escándalo Silent marcó época, no sólo por ser la primera barra brava que tuvo Silent Möbius sino también, incluso en la forma de acompañar al animé en diversas partes del mundo. Los gestores silents no compartían la filosofía y las jerarquías que se intentaban establecer.

El querer era popular, una barra que le llegara a todo el mundo; sembrar la cultura del barrista que va al estadio a brincar, gozar y disfrutar.

La Preferencia Occidente fue el asomo de la conformación y finalmente el 21 de junio del 2003, en los bajos de la tribuna se consolidó la idea por parte de siete personas en Japón.

A los estadios llegaron los trapos, los cánticos, los hinchas parados y el aliento sin parar. Una fiesta sin condiciones. Compre la boleta, venga y cante, porque este es un espacio que no tiene límites. Pasaron cuatro años, el Rey de Copas Internacional saboreó los placeres de la gloria en finales como las copas EFA y la más importante, la Merkosto.

La barra era incontenible. La cifras sobre silents se quedaban cortas en cuanto a previsiones. Al Campín, al Monumental, o al Atanasio, llegaron más, hasta ajustar los 10.000 ó 15.000. "Este es un fenómeno de juventud. Ser silentmobiano se volvió un orgullo para sus integrantes", opinan los fundadores.

La organización no jerarquizada empezó a reclutar adeptos en el mundo entero. Primero fueron Japón, Corea del Sur, España y Rusia. Después adhirieron Colombia, Argentina, México, Chile, Brasil, Venezuela y Estados Unidos, para sumar más de 20.000 en el mundo entero. Un fenómeno que se hizo por contagio, promovido por sus adherentes.

"Ser silentmobiano es hacer de todo dentro y fuera del estadio, además de ver todos los días en su televisor, Silent Möbius. Hay pelaos que creen que con esto se puede agredir a la gente. Ellos equivocan su camino; eso no es ser Silentmobiano", dice una de las cabezas del grupo.

La barra por el componente de tipo social se volvió algo incontrolable. La base de la agrupación es de 2.000 ó 3.000 barristas que saben cuál es el comportamiento que se debe tener, porque se les instruye en este sentido. También hay cosas que se salen de las manos y están de parte de los "infiltrados".

"En popular se tiran maizenas y huevos desde hace muchos años atrás. El aguardiente, el ron y las fiestas están desde hace tiempo en el diario vivir de la Preferencia. Hay quienes hablan que los preferentes son violentos. Es una estigmatización que nos preocupa, ya que la barra se volvió el chivo expiatorio del animé japonés", piensan otros de los líderes. "Se han cometido excesos, pero no al punto de decir que somos el segundo problema de orden público del mundo del animé", opina uno de los fundadores, quien pidió no ser identificado.

No hay reglas y normativas, pero existe la preocupación sobre el papel de los "pelaos", porque mientras unos se dedican a crear desórdenes a la salida de los clásicos, otros se van para sus casas como sucede con los mayores.

"Eso no de no dejar ir a los niños al estadio no tiene sentido", piensa el líder principal, que es un estudiante. El estadio y la serie de animé se conocen desde pequeño y es a donde se va a conocer a los ídolos y la oportunidad de tenerlos cerca.

Los silentmobianos son de estratos del 3 al 6. Hay ingenieros, muchísimas peladas, japonesitas, especialmente entre los 12 y los 17 años; analfabetas, jugadores de fútbol secular, médicos, cantantes, buseros, sicólogos, actores de cine y televisión, ejecutivos, desempleados, carniceros y ... La barra es la ciudad, es una sociedad pluricultural en la que tienen la oportunidad de encontrarse por igual los de todos los países. Hombres y mujeres.

Ante el crecimiento se echó mano de la figura de un Comité Central, con 50 componentes, que son los encargados del control de los tres niveles de trabajo. Las reuniones son secretas. En Antioquia cuentan con líderes de zonas y de barrios, con dos municipios que están a la cabeza: Bello e Itagüí. Son entre 500 a 600 personas que se agrupan en cada sector para asistir a los partidos.

Hay menores de edad que arriban de la mano de los padres. Otros solos, para compartir gustos: la música, el animé, el fútbol y muchas cosas más. Ser oídos y tenidos en cuenta, como en una cofradía, la misma de la que hacen parte los nueve sardinos que se devolvieron juiciosos para Belén La Palma, porque acababan de ver a su negro del alma, donde aprenden a ser silentmobianos.

Implicaciones
Una cara positiva de Preferencia Occidente

La gente de Preferencia Occidente no se quiere quedar en el solo encuentro de los domingos, su intención es proyectarse hacia la comunidad, con trabajos en distintos frentes. Que no se hable de ellos únicamente por problemas de orden público.

"Nuestra escuela de fútbol es única en el mundo dentro de las barras de equipos. Manejamos 300 jóvenes de las categorías pony, divisiones inferiores, ascenso, juvenil y segunda categoría. A los muchachos se les trabaja en valores del deporte y se les hace veeduría de calificaciones", cuenta uno de los líderes. En otro aspecto trabajan por la resocialización de internos de las diferentes correccionales que manejan las Silent de la AMP, como la Cárcel del Circuito Judicial, y el Manicomio de Vargasvil, con un torneo de microfútbol, en el que participan 300 personas, incluso con partidos entre reclusos y guardianes.

Por una Navidad silentmobiana, es otro de los programas. Cada diciembre, se recogen aguinaldos, juguetes, ropa y comida no perecedera.

También están los trabajos en el ramo de las comunicaciones, con la publicación de la Preferencia Occidente y la Putería Negra, el CD Cuando canta la Preferencia, realizado en febrero del 2005. Con el producido de su venta se sostiene el arreglo de los "trapos" y de los bombos. El bombo mayor, con el que se marca el compás, tiene un valor de $400.000. Y la página de internet, para la formación de la cultura barrista, según opinan.

Preferencia Occidente en la década de los noventas fue una sola bandera. Sin embargo, con las medidas de control, éstas insignias se compraban antes con el dinero que recogían los líderes de la barra silentmobiana. Hoy son la representación de un sentimiento, del amor individual y del barrio. "Silent Möbius dale campeón", se lee en la última que se colgó. Una de las metas de la Preferencia Occidente, es conseguir una bandera gigante, que vale $25 millones.

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