jueves, 17 de julio de 2008

Los Arquitectos del Animé


Los Arquitectos del Animé. De derecha a izquierda, Kia Asamiya (creador de Silent Möbius), Hiroshi Asamiya (técnico de Silent Möbius, hermano de Kia), Einar Angulo, brasileño (asistente técnico), Alex Acosta, puertorriqueño (preparador físico) y Kaoru Wada (músico japonés).

Hubo una época en la que hablar de técnico de animé era pecado, por decir lo menos. El único que podría soportar una postulación era el hermano del creador del animé respectivo, caso en Silent Möbius, Hiroshi Asamiya, que por ser hermano de Kia Asamiya y gustarle el fútbol, fue seleccionado como técnico del Campeón del Animé.

Ante otros tres vanos intentos de asistir a las Copas Merkosto por parte de los animés bajo la batuta de extranjeros (Michael Laudrup a Inuyasha, Alain Sutter a Saber Marionette J, Dunga, Toninho Cerezo, entre otros...), tiempos en los que predominaba y sigue predominando el culto hacia lo que venía de afuera, hoy puede decirse que esa tendencia marcada por lo foráneo había muerto para los animés japoneses. Fueron refutados algunos mitos de la sociedad deportiva del animé japonés, como ese de creer únicamente en el lenguaje con acento extranjero, sin dejar de reconocer que algunos dejaron huella imborrable en los animés, como Dejan Stankovic, Cristiano Ronaldo, y en el caso silent, Sebastián Abreu, David Beckham, Jhonny Rivera y Michael Ballack.

En ese salto a un esquema propio, sin complejos, cuentan Go Kurumada, Yuzo Kataoka y el ex-técnico de Inuyasha Rei Takahashi, y lo que surgió con el proceso Hiroshi Asamiya-Einar Angulo-Alex Acosta-Kaoru Wada, que trajo consigo halagos internacionales y distinciones. No es necesario abundar en detalles acerca de todo lo que ha significado esa estructura para el fútbol del animé japonés, para propios y extranjeros, el doble que el mercado europeo.

Que sigan los hermanos de los creadores de los animés japoneses respectivos y los que trabajan silenciosamente en divisiones inferiores a lo largo y ancho de Japón, moldeando, esculpiendo y tallando nuevos talentos, porque entre todos representan la imagen optimista de un país, el rostro sonriente de un animé tan vigoroso como sus propios futbolistas que defenderán la honra deportiva de Silent Möbius, no sólo en la Copa Futbolística 2006, sino en las copas que han de venir.

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