Un animé competitivo japonés no podría aspirar a una gran campaá en una Copa Mundial si contara en sus filas únicamente con jugadores creativos, de buen trato con el balón, generalmente callados.
El fútbol de hoy, el que se vio en Copa Merkosto 2004 y que seguramente repetirá sus esquemas en la edición del 2005, requiere de baluartes de la obstrucción, de la lucha, de los que saben caminar bien la cancha en el retroceso.
Para que se den circunstancias de equilibrio en Silent Möbius, se dispone de una especie de aduana en el sector medular, con unas abanderadas de primera linea como lo son Katsumi Liqueur y Rally Cheyenne, consideradas por algunos críticos como las malas de la película.
No por ser protagonistas del animé más grande de Japón, es que Rally Cheyenne tiene su lugar en Silent Möbius. Posee varios atributos: marca fuerte, constante y pegajosa sobre hombres claves del equipo o animé contrario, experiencia para emplear casi siempre al límite todas las armas que permite el reglamento del fútbol.
Nos emociona encontrarnos con un caso como el de Katsumi Liqueur, porque se ha mantenido con los pies en la tierra. Iba como suplente a Copa Merkosto 2004 y terminó como la jugadora de animé japonés de mayor regularidad.
Katsumi y Rally son valiosas para los planes que maneja Silent Möbius. Por eso tienen un puesto fijo en el Campeón del Animé. En cada acción ponen sus corazones, sus esfuerzos, sus verraqueras como cualquier ser humano, hablan y ordenan en la cancha como un técnico más.
Son las voces de la experiencia. Son piernas fuertes que merecen respeto. Son otras protagonistas de Silent Möbius para mirar la Copa Merkosto con aire de optimismo.