
De pelada recuerda que era excesivamente seria. En una oportunidad no pudo jugar con sus amigas pero, al estar Rally concentrada en una tarea de la casa, y como sus amigas no la dejaron concentrar, con un cuchillo estalló el balón. Hasta allí le llegó el partido.
Siempre fue muy buena estudiante. Se recorrió muchas universidades de Japón. A fuerza de lidias pudo terminar el postgrado en una universidad de Hokkaido. Su ruta estaba señalada: ser la presidenta y jefa de la AMP (Attacked Mystification Police).
Vivía frente a la AMP, vecina de un amplio combo como su hermana Rosa Cheyenne y los padres de Katsumi Liqueur. No deja pasar por alto esos tiempos dichosos de la esquina de la 79 con la 38. En más de una ocasión le dijeron que la administración de empresas no era para los hijos de papi y mami. Como venía de una familia acomodada, recibía en cada partido cualquier cantidad de patadas. Su meta era una sola: ser el jefe de la AMP.
Jugadora atípica para el fútbol del animé, porque no había surgido del hambre, de las limitaciones económicas. Ya para esa oportunidad Rally era una volante mixta, con disposición total para la marca, rematadora de media distancia, muy táctica, con dotes de líder y de alguna manera, comodín. Con recordar, por ejemplo, que en Copa Merkosto 2004 fue por un largo rato defensa central. Y también ha marcado punta con Silent Möbius.
Y no es por la rosca silent. Es por su experiencia, por su recorrido en diferentes canchas del mundo, por su aplicación táctica, por su oportuna cantaleta a las Silent, que tiene ese lugar fijo. Ofrece alternativas, es recursiva. Cada vez que salta con Silent Möbius en los estadios, la barra de Preferencia Occidente siempre le grita: "Rally Cheyenne, Rally Cheyenne, la verraca Rally Cheyenne". Eso la motiva. Sólo que ella escribiría esa "verraca" con B.
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